Je ne suis pas…
Las fake news no cuestionan la veracidad de la información, sino el valor mismo de decir la verdad.
Las fake news no cuestionan la veracidad de la información, sino el valor mismo de decir la verdad.
Para la macrobiótica el equilibrio no un estado absoluto que se alcanza per se, sino una acción continua y constante de fuerzas. El mismo principio se aplica para preparar una cena o para organizar la existencia.
El yoga propone algo parecido. Mantener el balance en las posturas implica una suma de fuerzas diversas, opuestas, complementarias y confluyentes.
En el arte, el balance se relaciona con una idea amplia del concepto de armonía: los eventos o materiales se organizan equilibradamente con la combinación cuidada de parámetros y variables.
Pensar el número 2020 conlleva a pensar en un futuro de ciencia ficción, lejos de ese lugar geométrico y aséptico de superficies platinadas. Nuestro presente es un futuro más a la Philip Dick, lleno de basura y miseria, de vieja tecnología y también de invenciones sutiles.
El flujo histórico no es una línea recta donde una ley armónica sigue a la otra y donde el ruido sigue a lo tónico. La historia es una melange donde todo convive a la vez. Se legitima el pasado a la vez que se lo neutraliza. Los antes y los después son categorías mezcladas y a veces simultáneas.
Volviendo a los lenguajes artísticos, la pregunta es: ¿Cuál es el sentido de tanta abstracción en un mundo que se cae a pedazos?
Una respuesta que me consuela es considerar la abstracción como una herramienta poderosa en una realidad salvaje. Es crucial seguir haciendo juegos mentales en un mundo hostil, como antaño dibujaban en la cueva de Altamira, mientras afuera se morfaban unos a otros y los meteoritos decoraban la tierra. ¿Antropología casera para justificar un par de multifónicos machucados? Y ojalá que no.
El equilibrio de las cosas, como en el cuerpo, se da de manera compleja. Diversas fuerzas se relacionan en el entramado infinito de causas y efectos. Los pequeños gestos también influyen en la maquinaria compleja del mundo. No me imagino un mundo sin arte.
Paradójicamente, el arte es especialmente importante para aquellos que no lo consumen explícitamente. Ellos, sin saberlo, se benefician de los efectos de su existencia (¡sí, ustedes, cabezas huecas!).
El arte hace un futuro mejor de verdad, no como el mundo mejor marketinero de Silicon Valley. Porque lo inservible del arte, su falta de utilidad y de propósito, es lo que lo hace esencial. El arte no tranza ni consigo mismo, y si lo hace, se convierte inmediatamente en otra cosa que ya no es arte.
Seguiremos trabajando, incansables al pedo y militantes de lo ínfimo.
Feliz año.
En el año 2008 comencé a escribir este blog. Recuerdo el pudor inicial de compartir escritos nacidos en la intimidad, que con un clic estaban expuestos a todos los que quisieran leer.
Más de diez años han pasado y los límites con respecto a lo público y lo privado han cambiado exponencialmente, sobre todo con el crecimiento de las redes sociales.
La vieja internet, aquella de las páginas webs y blogs, todavía proponen una vieja escuela, donde uno va a un sitio a buscar algo, lo lee, lo comenta, se escribe con más caracteres y se necesitan de párrafos completos para expresar ideas.
Escribir un post en un blog es un acto menos espontáneo que reaccionar rápidamente en las redes sociales. La paradoja es, que el escrito meditado, permite una libertad y una sinceridad que en la interacción de las redes sociales es imposible. Lo espontáneo no es sinónimo de verdadero.
Lo público y lo privado ha sido siempre un tema interesante para los artistas, acostumbrados a expresar emociones o pareceres íntimos a grandes grupos de gente (¡no hay tanta multitud en la música contemporánea, ja, ja!).
Encuentro que lo que se muestra en las redes, en apariencia más expuesto, es de una intimidad más evasiva. Una evasión sin misterio, con cierto aire de estafa.
Como todo en la vida las cosas en borrador son lo que finalmente nos definen. Escribir música se siente como una ocupación para toda la vida. Hay momentos in, pero mayormente momentos out. Escribir, pensar, esperar.
¿Se pueden saltear los días? ¿Se puede digitar la historia personal con el pensamiento? ¿Para saber qué? ¿Cuál es el rol de nuestro arte en la sociedad, por ejemplo?
Hoy me quedo en un rincón, rascando la guitarrita y prendiendo un par de ventiladores. Por veinte años. Y después veo que pasa. Estoy celebrando la Navidad en el sur de Holanda. Debo confesar que se me pega un poco esa cosa calvinista de hacer la tarea, sin tanto discurso, sin tanta pregunta, sin tanta necesidad de saber para qué.
Cuanto más viajo más chato me parece el mundo… todo se está volviendo más y más uniforme: los mismos negocios, la misma ropa, los mismos libros. Los mismos muebles de Ikea.
Y los mismos multifónicos en Japón, Alemania o México.
Hace veinte años que me dedico a la música contemporánea. Escribo una obra, después otra y así voy. Miro ahora el dibujo de mi carrera como si fuera el tablero del Go, el ajedrez chino, que ficha a ficha va dibujando una línea compleja. El armado es lento pero una vez diseñada la estrategia, no hay manera de cambiarla.
Tomo aire y pongo la próxima ficha, la ficha mil. Con vértigo y a la vez con familiaridad.
Las callecitas de Düsseldorf tienen ese what the fuck!
Debo confesar que me cuestan mucho los conciertos, las organizaciones y los sistemas de la música contemporánea. Creo que a la mayoría de los compositores. Mientras pienso como encajo me conseguí un trabajo de profesora de yoga. Y aquí estoy, esperando el bondi…
Este año tuve una situación personal muy difícil que me hizo ver un montón de cosas de una manera diferente. Me enfermé y eso me obligó a vivir en un estado de pregunta pura, porque a veces las cosas no tienen solución. Viví en un acorde que no resuelve, en estado de gracia, o de desgracia, continua.
David Lebón canta:Yo te he visto en el pasado
con tu cara de jarrón y tu mundo hecho de clichésTengo la esperanza de encontrar un sonidoy un amor tan grande que te pueda envolver
por Dios escuchame.
La Antimarcha fue organizada por el artista conceptual argentino Mookie Tenembaum en Buenos Aires, en reclamo al esclarecimiento del atentado de la Amia.
Me recuerda la marcha de los hologramas contra la ley Mordaza en España. En Argentina la marcha fue realizada por gente real envuelta en bolsas de plástico azul, caminando para atrás: hologramas de carne y hueso. Argentinos teníamos que ser… pa´ que tanto cablerío? Yo hago música electroacústica con máquinas de coser y latas de conserva. De tal palo…
Yo no sé si Borges es un escritor argentino, tengo la sospecha de que al contrario, fue Borges quien inventó lo argentino. De una madeja de gauchos, eruditos, inmigrantes y peronistas inventó el ser nacional: grave y chistoso, buen amigo y sorete, solemne y desestructurado, rebelde y enamoradizo, con una falsa modestia tan grande como su propia inseguridad, de una lucidez tan desgarradora como inconsistente, y sobre todo adolescente.
La gente lo conoce aunque no lo haya leído. Paradójicamente el populacho lo entiende. Yo creo que a Borges, como a cada uno de nosotros, le encantaba ser argentino.
El bienestar es una cárcel donde se viven los mini egoísmos como situaciones relevantes. A la vida dura hay que tragársela, pero te hace acordar quien sos. Sino, sos un zombi. La vida fácil tiene un precio altísimo.