Cecilia Arditto Delsoglio

Post Term: objetos

The cheese grater’s five seconds of fame

A cheese grater is being played with a toothbrush. After a while, we completely forget the cheese grater and we can focus only on the sound. The continuous fricative noise is colored by mini sparks of high frequencies, short and loud.

That sound progressively becomes a ghost, a bunch of confused energy not attached to a specific physical body. The sonic outcome is different from the sounds produced by the object when in the kitchen. The grater-thing, as a lost map, with its metallic perimeter,  embrace new sounds floating in the sea of abstraction.

Deep listening is in conflict with what the eyes and/or the ears have to offer: is it really a cheese grater or a camouflaged synthesizer? It is known that synthesizers can efficiently produce a broad variety of sounds, they may also change the way they look,

“not what it sounds, the car, the instrument, the voice, but what sounds as sonic materiality and sense
S.Voegelin

I like the conflict that the grater brings on stage when not performing “spaguetti” but the most beautiful sounds ever.

 

La râpe à fromage doit être frottée avec un baguette de Triangle/
The cheese grater should be rubbed with a Triangle mallet
M. Ravel , L’Enfant et les Sortiléges

 

La vida de los otros

Girones del pasado

Mi última obra se llama I love you. Es para cinta, diapositivas, flauta y guitarra y ventilador. La escribí para el dúo que componen Alu Montorfano y Yayo Orias Diz. Hicimos una presentación en Beta en febrero de este año en Barcelona, y muy pronto Yayo va a tocar algunos fragmentos de la obra en Buenos Aires, en una versión para guitarra sola, cinta y diapositivas. I love you es work in progress. Veremos adonde nos lleva esta obra-experiencia.

La vida de los otros

¡Qué flash!

Hace un tiempo encontré unas diapositivas de la década del 70 en un mercado en Holanda. Son diapositivas familiares pero extrañamente sin gente, perros, tortas de cumpleaños, ni salvavidas chillones. Las imágenes muestran una casa en refacción vacía: empapelado rasgado, tachos de pintura, instalaciones eléctricas, desperdicios…  La historia detrás estas fotos es para mí desconocida. También la casa y sus habitantes. Posiblemente sea gente de la década del 70 en un pueblo del sur de Holanda., cerca de Nijmegen, lugar donde encontré estas fotos. Posiblemente necesitaran documentar las refacciones de la casa por alguna razón, sucesión, venta. Las fotos son más bien testimoniales. Lo que me resulta raro es el formato de diapositiva para algo tan desangelado. La diapositiva siempre ha sido un lujo que conlleva el ritual de la proyección en una sala oscura e implica cierta magia.   Algunas de las grabaciones de audio que uso para la cinta de I love you son  también encontradas. No en un mercado de pulgas sino en internet. En uno de los audios se escucha a un chico componiendo una canción de amor en inglés. I love you canta un muchacho joven, probando acordes y escribiendo en un papel, parando, carraspeando, repitiendo y avanzando.

Ready-made

 

En mi I love you, el guitarrista en vivo dialoga con la cinta grabada. Yayo, mi guitarrista resultó ser un cantante romántico muy carismático. Una versión perfecta del ahora del chico de la grabación. El tiempo es rugoso, iterado, va y vuelve entre el joven componiendo la canción y un hombre adulto tocando fragmentos de una canción que si bien no se presenta entera, está terminada.
Las diapositivas proyectan en escena los ambientes de la casa creando una escenografía para los dos músicos de esta obra, un hombre y una mujer, o con lo que cada intérprete se identifique. Ellos habitan estos espacios en ruinas o en refacción, difícil de decir si I love you es un comienzo o un final.

 

Detalle de la partitura – diseño del espacio

In the mood of trash

Un basural, la pequeña habitación de una pensión, el marco de una puerta: todo esto se transforma en el escenario esteticista de un amor prohibido. El caos y el desorden se transmutan en belleza extrema. Estoy hablando de la película In the mood of love del director Wong Kar-wai.
De manera parecida, en Bye bye Dragon Inn, Tsai Ming-liang enfatiza el refinamiento de lo casual: la maravilla de la gotera, la composición pictórica del callejón  de basura, la visión irreal del cine desvencijado. Me imagino al director de fotografía horas y horas estudiando el filtro verde pálido para mostrar un piso roto y mojado en todo su esplendor.
Tengo, en muchas de mis obras, una relación muy intensa con lo precario.  Relación que traspasa la escritura para verme en situaciones concretas de cargar 12 ventiladores en una bicicleta, transportar una colección de linternas mágicas en un viaje interoceánico, llevar un espejo de pie en el tren de Ámsterdam a Utrecht. En cuerpo y alma. Todo medio roto, medio viejo, a punto de romperse. Es una relación de índole fatal con los materiales, llena de adrenalina. Me encanta lo cotidiano, tal vez si escalara el Himalaya me aburriría.
Mi trabajo es el de elaborar la precariedad desde el control, llevando la fragilidad hasta el punto de obsesión férrea. Documentar la falta hasta que rebalse, extenuar la inestabilidad con rigor.
Y en este ejercicio se me va la vida, o mejor dicho, la encuentro. Una buena vida.

I love you too

                       Alu

Acabo de terminar una primera versión de I love you, una obra para flauta y guitarra que interpretarán Alu Montorfano y Yayo Orias Diz, dos compatriotas que viven en España y Francia, respectivamente. Yo estoy en Alemania.
Es una obra para flauta y guitarra en vivo, tape, diapositivas y mi fetiche de estos últimos años, un ventilador. Es una obra que me gusta muchísimo. Pensaba hacer una versión para video también, sobre todo pensando en los viajes que necesariamente tenemos que hacer los tres para poder tocar la obra, que incluye traslados low-cost por avión. Pero una conversación de medio minuto con Alu me convenció de seguir por la vía análoga.

Esta situación me recuerda una anécdota de la familia de mi papá, allá lejos y hace tiempo en Tandil, provincia de Buenos Aires. Mi abuela Estela, nacida en 1902, quedó viuda muy joven, a cargo de tres hijos. De procedencia muy humilde, hija de inmigrantes vasco franceses, sacó a la familia adelante gracias a una maquina de coser Singer que le regaló Evita. En una línea histórica que empieza en esa máquina de coser, mi papá pudo estudiar en la universidad y recibirse de contador. Tema para otro día.

Durante mi primera infancia visitábamos a mi abuela en Tandil. Su modesta casa, la misma que le había dado Evita, todavía en ese entonces no tenía baño. Tenían un cuartito en el jardín, parecido al baño de la familia Ingalls, sin agua corriente. Llenaban baldes de agua lluvia, previamente almacenados en un gran tanque, para mantenerlo aseado. No había ducha tampoco. Nos aseábamos en la pileta del galpón con baldes y una manguera.

             Yayo

En un momento dado,  llego el progreso y construyeron un baño dentro de la casa, con azulejos negros. El baño era tan lindo, que no lo querían usar para no ensuciarlo, sobre todo la ducha.  Recuerdo en verano (y no tanto!), que nos bañábamos en el patio a baldazo limpio para no ensuciar los azulejos.  ¡Nos encantaba! Me atrevo decir que era feliz ¡así nomás!

¡Perdón familia querida por usarlos de anécdota para explicar mis cosillas con la música y ventilar sus intimidades! Me acorde de esa historia hoy cuando hablaba con Alu y volvimos al mundo antiguo, conocido y amable de lo análogo, de los procesos visibles, donde una cosa está atrás de la otra y ocupan lugar, tiempo y volumen.

 

La sombra y su hombre

La persona refleja al espejo

Estoy escribiendo una pieza para vinilo construida con sonidos residuales: un clásico del ruidismo que usa como material ruido de la púa, zumbidos, scratches, estática, ruido del parlante. La música impresa en el vinilo está compuesta con este tipo de sonidos previamente grabados y se mezclan con los zumbidos y scratches reales del tocadiscos en vivo. El reproductor tiene que ser un tocadiscos antiguo, a válvula, con ruidos y sorpresas: típica nostalgia demodé.

Qué es primero, si el original o la copia, es imposible de decir, como si el original y la copia pertenecieran a dos dimensiones que se han desfasado y cobraron existencia propia, quasi simétrica. Y es en ese “quasi” donde está toda la gracia.  Como el actor que actúa de si mismo, el vinilo actúa de vinilo. Esta es un modesto ejercicio simple y filosófico a la vez.  ¡Chupate esta mandarina Adorno! ¿Quien dijo que lo simple era fácil?

Como frutilla de la torta, otro detalle pequeño que me llena de felicidad: apoyé una pequeña linterna  sobre el vinilo que cuando gira crea en la habitación oscura un efecto discoteca tan rudimentario como fascinante. Una obra para placer del filósofo y del bobo del pueblo.

 

 

Arquitectura que canta

El espacio teatral es un espacio de acontecimientos narrativos: un espacio donde suceden cosas. El escenario, con su función vasija,  contiene a los actores, los muebles y al texto.

El espacio pictórico es un espacio estático, ya que la narración es nula en términos dramáticos. Se establece sí otra dramaturgia diferente: la dramaturgia de las proporciones, de las distancias, de los ángulos, de los colores, de los materiales. El espacio del plano es el espacio de geometría pura, aquella que alberga otras geometrías menores y distintas, siendo el universo una sucesión de geometrías encastradas, espacios que contienen otros espacios, mundos complementarios que se incluyen unos en otros como muñecas rusas.

En mi música de cámara extendida, los instrumentos musicales conviven con objetos sonoros. El espacio escénico no es un contenedor, tampoco una imagen. El espacio funciona con la lógica de la música. La luz, los ángulos, las formas, la distancia entre las cosas, los volúmenes, las altitudes, se van transformando ante nuestros ojos, constituyendo un nuevo discurso musical sin sonido.  La columna, la tarima, la silla, el atril, siempre han estado enfrente de nuestros ojos, pero bajo esta nueva perspectiva, dejan de ser invisibles y comienzan también a ser audibles. El espacio se transforma en un lugar vital, que al igual que los objetos, los instrumentos y la luz,  canta.

35 mm

Filmoteca personal en 35 mm

Hoy me pasó una cosa hermosa. Tengo una colección de proyectores de diapositivas de 35 mm. Tengo un pié de micrófono normal. El modelo de proyector que yo uso, Leitz 150, tiene una tuerca debajo. Hoy en un acto de iluminación, me di cuenta de que el proyector encaja en el pie de micrófono a la perfección. El pie de micrófono del siglo XXI tiene un tornillo exactamente del mismo tamaño que la tuerca del proyector de la década del 60. Con esta instalación el proyector queda flotando en el aire. Y puedo subirlo, bajarlo, girarlo, y armar un setup en cualquier lugar fácilmente. Esos momentos de “encuentro”, se dan generalmente luego de haber probado millones de cosas antes. Quiero expresar mi eterna gratitud a todos los mercados de Holanda, reales y virtuales.

Erotismo mecánico: el día que el tornillo calzó en la tuerca. 
MontorfanoArditto Duo. Konvent Zero, España.

Nota a posteriori (25/10/20)

La colección de proyectores creció hasta contar con 32 unidades. Aquí se ven algunos en esta obra instalación, con distintos soportes.

En el link de Vimeo se puede ver el resultado de la película en 35 mm que tan trabajosamente estuve buscando allá por el año 2014. Finalmente utilicé una cinta hecha de goma Eva de 1 mm de espesor para realizar la película. Perforé la cinta con una máquina de coser. El resultado se puede ver en el link. El efecto de los puntitos se ve claramente en el minuto 1:45.

 

Menos es menos

A continuación una pequeña curaduría aleatoria sobre el tema de lo mínimo y lo cotidiano en fotografías encontradas en internet.
Todos ellos tienen en común el pertenecer a una estética austera. La composición dialoga con las proporciones, el punto de vista, las dimensiones y la luz. Cada uno de los elementos incluidos en la composición son fundamentales: el foquito de luz, el pliegue del zócalo, el palo apoyado en la pared.

El minimalismo no es una sola cosa. Es un estilo que abarca muchísimas variantes, muchas de ellas contrapuestas entre sí. Estas imágenes encontradas en internet son parecidas y a la vez diferentes entre sí. Se puede leer en ellas la huella histórica, que diferencia enormemente los trabajos de la década del 70 de los trabajos de la actualidad. Se puede diferenciar lo comercial de lo artístico.
Los trabajos antiguos me resultan más poéticos, de alguna manera es un minimalismo más romantizado.  Las obras modernas son más conceptuales, como el foquito de Jason Dodge. El minimalismo todavía sigue su camino a la abstracción. Hay todavía hay mucho que decir.
El ready made de Ikea me parece un objeto encontradísimo. Ellos sí que supieron hacer dinero con el despojamiento a ultranza, sobre todo el de los precios. Algunos pocos encuentran la fórmula del arte fuera del museo y se forran.

 

I. El espacio quebrado propone una arquitectura típica de los sueños.

Ian Waelder, After a Hippie Jump,  2014

II. El palo sostiene a la pared

Richard Serra, Prop, 1968

III. Vieja escuela. La poética del papel y el paso del tiempo.

Tony Conrad, Yellow Movie, 1973

IV. Moderno

Jason Dodge, A Signal Bell Tuned A Inside a Wall, 2011
Jason Dodge, Marked by Lights, 2011

V. Minimalismo para todos y todas

Ikea, Mulig Clothes rack, white, 99 x 152 cm

Mismo mapa, otro lugar.

¿Cuál es el elemento permanente común a todos los objetos sonoros que salen de un mismo instrumento?
Instrumento de música: cualquier dispositivo que pueda obtener una colección variada de objetos sonoros manteniendo en espíritu la presencia de una causa.
 
Tratado de los objetos musicales, Pierre Schaeffer

Parafraseando a Schaeffer, un instrumento es una colección de sonidos, muchas veces muy diversos. Y a veces es también un instrumento musical.
¿Qué tienen en común una nota de piano en registro medio a la nota más aguda? Sus propiedades acústicas son ciertamente distintas. Pero la construcción cultural de lo que es un instrumento nos hace pensar en un único concepto bajo la idea de piano, reconocible por nuestros oídos y por nuestro cerebro en un complejo sistema de percepción, por suerte bastante inexplicable. Otro francés, Michel Foucault, en Las palabras y las cosas, se pregunta cuál es la relación del paraguas y la máquina de coser sobre la mesa de disección. Misma pregunta se puede aplicar al repertorio de sonidos de cualquier objeto musical.

Las técnicas extendidas han dibujado un contorno distinto de los mismos objetos musicales en el siglo XX. El viajero esta vez no se mueve de su casa, pero viaja con sus ojos, interpretando el mismo mapa de otra manera. Estoy volviendo a mi adorado ciclo Música invisible y a la fascinación por el timbre (¡again!). ¿Es qué siempre escribiré la misma música?

Me gusta pensar en la propia casa como terra incógnita: el mundo familiar visto desde otro ángulo, a diferencia de lo nuevo visto con los mismos ojos.
C.A.