Cecilia Arditto Delsoglio

Brainstorming 4

Me gustaría llegar al pliegue mismo de mi cerebro, el lugar mismo desde donde estoy trabajando ahora y donde también estoy atrapada. La suerte inmensa que tengo ahora es que no dependo de nadie, y me he convertido en mi “propio jefe”. Temo que sea un gran sillón para desparramarme en la actividad diletante. Las cosas necesariamente cambian todo el tiempo y están siendo otras en el mismo momento de escribir esto. El problema no es el cambio, que sucede, sino la cristalización constante de nuestro personaje, ya sea por vagancia o porque nos mucho gusta la repetición. Es ridícula la idea del cambio como valor agregado. Hay que cambiar, hay que moverse… ¿A dónde? ¿para qué? ¿por qué? Mis alumnos de yoga siempre hacen preguntas. Al principio me moría de angustia, porque pensaba que no sabría qué contestarles. Pero ahora me resulta facilísimo, porque me doy cuenta, que en realidad nadie quiere hacer una pregunta. Todos quieren contar su versión de las cosas en forma de pregunta. Si la respuesta es blanco o verde da igual porque la pregunta ya contiene la respuesta. Tengo un alumno, un señor mayor, que le parece un detalle que yo entienda tan poco de alemán y me cuenta cosas largas, relatos completos. Algo de su pie, de una montaña, algo de una casa. Le agradezco la confianza en mis capacidades extra-lingüísticas. Me siento igual a este señor alemán, escribiendo y reescribiendo música en un papel, que se va borrando a medida que se llena. ¿Habrá doble barra al final del túnel? No puedo decir que me gusta lo que escribo, pero no hay duda que me gusta escribir. Releyendo mi blog y este escrito, puedo ver con claridad mi mundo de creencias. Conceptos como el de “ser compositor”, “la doble barra”; ideas sobre el fracaso y el error. Todos estos temas pertenecen a cierta generación. ¿Cómo serán los niños del futuro? Cuando la gente dice que el futuro está en “el nuevo mundo” creo que tiene razón. Me encanta vivir en Alemania, más que en Argentina y mucho, muchísimo más que en Holanda, pero este país ya fue. Que es el viejo continente, no hay duda. No me molesta, hasta me agrada. Pero nada nuevo saldrá de aquí.

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