Cecilia Arditto Delsoglio

de bueyes perdidos

Economía de recursos

El pianista Yannis Katirtzoglou preparando el setup de Gespleten piano en el living de mi casa.

[gtranslate]Utilizar objetos en la música de cámara es algo típico de la década del 70. Kagel es una figura importante en este campo; él utiliza recursos en su escritura que ya se utilizaban en el teatro, radioteatro, músicas de animación para dibujos animados, etc., Su mérito es la formalización de estos recursos en el escenario de la música de cámara.

Reflexiono sobre los objetos musicales en mi música de manera práctica, en medio de los preparativos del concierto que haremos en Maastricht el próximo viernes. Mi pieza Gespleten piano (es una reprise) tiene lámparas, tapes, y una escoba. Los objetos no son muchos,  todo está todo explicado claramente en la partitura y el uso de los materiales es relativamente simple. Pero la realidad de la vida es más compleja. En teoría explicar a un intérprete cualquier acción extra-música pura es complicado y lleva tiempo y esfuerzo de ambas partes. Es más fácil con los percusionistas, porque ellos están acostumbrados a manejar objetos. En síntesis: trabajar con objetos extramusicales, siempre es complejo.1.    Estas cuestiones se irán (se están) haciendo cada vez más orgánicas. Hay que instaurar un uso de los objetos en las prácticas corrientes de la música de cámara con contenido teatral.
Los compositores tenemos realmente que pensar y repensar el uso de cada material, de cada gesto, de cada explicación, ya que su uso en la práctica concreta de la vida musical (ensayos, transporte, ubicación de objetos en escena, explicaciones a músicos, etc.) es exponencial. Cualquier cosa que nosotros pensemos que es complicada, va a ser complicadísima.

Uno puede escribir lo que uno quiera para terminar con una pieza complicadísima si la idea lo amerita. El punto es la justificación de eso. Uno puede escribir un cuarteto de cuerdas en donde el cello toca una sola nota y encima aguda; o utilizar un solo golpe de timbal en una pieza de media hora para triángulo etc. (pienso en el desafío del transporte más que en la música). Es como comprarse un vestido carísimo para utilizarlo una sola vez. ¡Por qué no! La vida está llena de gestos gratuitos que terminan coloreando el todo.

A la hora del orgánico instrumental, es importante que los gestos estén fundamentados – por el exceso, por la extravagancia o por la razón que sea – porque el control de los materiales es parte de la tarea del compositor, sea una articulación en una nota o la inclusión de una lámpara de pie.

 

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La música del mundo

[gtranslate]La música sale de los instrumentos musicales. Eso, todo el mundo lo sabe. Pero también hay música en los objetos que nos rodean, en las imágenes, en los mapas, en la luz, en los espejos.
La música no solamente es lo que se oye, sino que además es una manera particular de pensar el mundo… o de escucharlo…

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ADN

[gtranslate]Si pienso en mis raíces artísticas no pienso en la música. Lo que me ha influenciado medularmente es la literatura, el cine, el humor de la gente en la calle, las ideas de mis amigos. No se me ocurre pertenecer a una tradición musical pero sí a otros clubes.
No me conmueve la música de Juan Carlos Paz ni la de Ginastera, ni la de Kagel. Pero si adoro a Gombrowicz, a Aira, a Bioy; me encantan las películas de Rejtman, de Alonso, me gusta el teatro de Spregelburd y fundamentalmente los chistes de mi mamá.

Sacar del vocabulario: raíces artísticas.

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Pan comido

[gtranslate]Inicialmente las obras siempre se me presentan como preguntas, como incógnitas. Siempre como urgencias. Es una energía en estado innombrable, una alegría a dar forma, una ansiedad, un retortijón. Después viene el trabajo y en el mejor de los casos vienen las explicaciones. Después vienen las estructuras, los contenidos. Pero el comienzo es siempre esa masa indeterminada e intensa.
Cuando la obra nace de las herramientas, de la certidumbre en lugar del boceto-mamarracho, las cosas no funcionan y no puedo escribir nada. Partiendo de la incertidumbre siempre vendrá después la lucha en el papel, el combate con los recursos disponibles, mentales y físicos, y los límites de lo que uno es (¡eso no tiene remedio!).
No puedo escribir una obra a partir de lo que sé, sino siempre a partir de lo que no sé, aunque lo que salga para fuera sea al final lo más obvio del mundo.

Estoy terminando mi pieza de órgano, arrimando el bochín, como decía un maestro mío que  intercalaba lunfardos en conversaciones de formato schoenberiano.
Y acá estamos: todavía no se de que se trata “La arquitectura del aire”. Pensaba en un comienzo que se trataba del aire y del espacio entre las cosas, porque los dos percusionistas y el organista forman un triangulo equidistante; porque el órgano tiene tubos y un motor y los dos percusionistas marimbas, vibráfonos (tubos) y también motores con sonido (motor de vibrafón, radios y un ventilador); porque los tres músicos se comunican con hilos a través de los metros de espacio que los separan; porque los hilos, que suenan muy bien, se van entrelazando en el discurso musical, atando unos a otros, mandándose señales, sonando… Es una pieza hecha de aire y de hilos. Me da terror que no se termine de anudar lo suficiente con dos ensayos, pero ese es otro tema…

Este sería el contenido explícito de mi obra, pero en realidad no estoy diciendo nada de la pieza, que seguramente se trata de otra cosa, que yo no sé y que tal vez para los otros es lo más claro del mundo. Como dice mi papá, es fácil ser psicólogo (hablar sobre los demás desde afuera).

Digitando la pieza con Johan Luijmes en un universo de half-stops, él me dice en un momento (se lo veía contento): Es una pieza muy frágil, muy sutil… y yo sonreía en holandés por fuera mientras por dentro mascullaba en criollo: ¡otra vez sopa!

En realidad creo que lo que es puro aire, es balbucear sobre los propósitos. Siempre pasa lo mismo cuando uno habla de música: no se puede. Los propósitos son buenos intentos pero no dan cuenta de lo que pasa.

… la hoja en blanco, la vida en blanco, la terra incognita, la terra ignota… y siempre así hasta el mismísimo final…

¿Hay que comerse el mismo pan otra y otra y otra y otra vez?

 

 

 

 

 

 

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Real time

[gtranslate]Los invito a mirar un clásico de la cocina macrobiótica: una receta de lasaña en tiempo real. El video dura 40 minutos, una obra maestra de la espera. Lamentablemente nos privaron de los 45 minutos en que la lasaña estuvo en el horno, si no ya hubiéramos estado en presencia de una obra digna de Beckett.

Link al video en cuatro partes

Doña Petrona tampoco le temía al minimalismo a la hora de hacer televisión.

http://www.youtube.com/watch?v=JLC7DZ1bu0Q&feature=related

La batidora en marcha al final de este video (que se continúa en el comienzo de la parte dos) es notable. También la toma del horno cerrado. 

Para Cerini y sus esperas.

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Copy-right o el derecho a copiar

[gtranslate]Hablábamos ayer con Abel Paul acerca del significado del copyright en las ideas. Discutíamos acerca de todas esas ideas que en realidad no son de nadie, que de alguna manera están en el aire. Las ideas en general son colectivas, pertenecientes a un grupo de referencia, a una época. Muchas veces esa cosa de “ser el primero” en hacer algo, tiene algo más de rapiña que de adelantado a su tiempo. Hay gente que tiene más oportunidades que otra. O más suerte.
Si bien las ideas son bastante más generales de lo que nuestros egos admitirían, lo que son totalmente individuales son las responsabilidades: qué hace uno con eso que está en el aire y cómo.

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Saramago tiene razón

[gtranslate]Periodista: ¿Hay una forma distinta de escribir para el blog (más rápido, sin tanta corrección…)?

Saramago: La práctica del blog ha llevado a la escritura a muchas personas que antes poco o nada escribían. Lástima que muchas de ellas piensen que no merece la pena preocuparse con la calidad de estilo de lo que se escribe. El resultado está siendo que, a la vez que se escribe más, se está escribiendo peor. Personalmente cuido tanto del texto de un blog como de una página de novela.

Periodista: Al principio del libro usted escribe “El blog va iluminándole el camino al autor”. ¿Qué significa eso?

Saramago: Si el blog es un espacio para la reflexión, y yo intento siempre que lo sea, no debe sorprender que ilumine a quien lo escribe. Es una consecuencia lógica

Fragmentos de un reportaje a José Saramago en diario Clarín 21/6/09  “Con los blogs se escribe más, pero peor”

Pienso en que significa tener un blog: un espacio entre público y semiprivado, bastante espontáneo y muy autorreferencial…

Me daría pudor escribir cosas de índole cotidiana y sin el más mínimo interés general como mis reflexiones acerca de un esguince que tuve en yoga. Luego me encuentro con un amigo en la calle que me dice “Leí en tu blog que te esguinzaste” y allí me iría corriendo a no ser por el esguince, del que por suerte, queridos lectores, ya estoy recuperada.

Como dice Saramago, el acto de la escritura ilumina a quien escribe. Yo estoy encantada con este espacio. Investigando sus límites, o los míos.

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Go

[gtranslate]Hay un chino diciendo en mi almanaque: ten cuidado con lo que deseas porque se cumplirá…

Y sí, las cosas realmente deseadas llegan. Pero lento. O muchas veces llegan cuando una ya nos las desea más (tal vez no se deseaban lo suficiente). O se deseaba mal, se desea algo que no es. Lento se llega igual, dijo un novio que no llego a ser. ¡Ahhh! ¡Dios, dame paciencia, pero dámela ya! Responde ahora otro ex-novio.

El go es un ajedrez chino donde ambos contrincantes van poniendo sucesivamente cientos de piecitas blancas y negras sobre un tablero de cuadriculas pequeñas. Ficha a ficha, una a una a una a una a una a una, mil veces. Las estrategias del go funcionan a largo plazo, ya que encerrar al contrincante lleva muchísimo tiempo e innumerables movidas, moduladas también por los movimientos del contrincante. Pero cuando la figura se arma, no hay vuelta atrás… ¿cómo desandar tanto camino meticuloso? Sólo pateando el tablero (¡y eso no queremos!).
Mientras se espera, paradójicamente el tiempo sigue transcurriendo. La inmediatez estrepitosa no es más que la espuma de las cosas. Es lindo trabajar años por una idea, construir el ladrillo diario de la casita, poner la nota laboriosamente, la blanca, la negra, una al lado de la otra al lado de la otra al lado de la otra…

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Con los ojos abiertos

[gtranslate]El flautista canadiense Daniel Buscher hizo una version de mi obra “Música invisible” tocando de memoria, con los ojos vendados. Relacioné esta imagen tan poderosa con algunos conceptos del libro “La trampa de Goethe, una aproximación a la iluminación en el teatro contemporáneo”, de Gonzalo Córdova, regalo de mi amigo Pablo Fontdevila.

La obra en si misma es la desocultación de un ente y el espectador cierra su círculo. Si el actor lleva una venda en los ojos, ese sinsentido finalmente obligará a contemplar lo que los actores ocultan.
G.C.

Es un libro entre filosófico y poético, inspirado en “Estudios sobre el color” de Goethe, que en realidad son estudios sobre la luz.

Ahora el espacio es infinito y la luz forma parte de ese espacio en su doble condición, tanto como cosa que desoculta la verdad para que el espectador la redescubra y también como tiempo en la medida de la contemporaneidad de la revelación.
G.C.

La luz recorta una realidad posible entre tantas. Su límite con la oscuridad evidencia dos partes complementarias de un mismo fenómeno: lo oculto se sostiene con lo que se muestra. La pregunta de la oscuridad se formula a partir del territorio iluminado. La luz cuando ilumina crea lo que es. Y el ojo,  sostenido por las leyes de la física y la maquinaria de interpretación, mira.

Tomo la luz como metáfora de una música de cámara ampliada: lo que entra en el campo de representación no es solo visual, sino palabra, idea, concepto, sonido. Las categorías se mezclan: los oídos ven, los ojos escuchan. También en esta música-habitación se puede ver en la oscuridad.
El tiempo que transcurre ante el yo sentado, ante el yo contemplativo, es continuo. El tiempo es una película compleja expresada en colores, en texturas, en formas y volúmenes cambiantes. El ahora se mezcla a su vez con otros tiempos: los recuerdos, los sueños, los olvidos, los deseos. El análisis separa las categorías y dice qué es qué. La música conjuga todos estos parámetros simultáneamente en armonía.

Hoy hablábamos con Abel Paul de su obra “Vacíos” donde todo transcurre en bambalinas, con resonancias en un escenario vacío de intérpretes pero lleno de objetos accionados desde un no escenario.

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