Cecilia Arditto Delsoglio

composición

La casa loca

[gtranslate]Pensando en la música y en el espacio (y en Astroboy).
En mi futura pieza, la música trata al mobiliario como instrumentos musicales. La música no solo construye un ambiente diferente incorporando objetos diversos, más allá de los instrumentos musicales, sino que la música es ese ambiente. En mi obra las habitaciones están construídas con música, sin artilugios escénicos (bueno, algunos…)
Estoy escuchando mucha música medieval. Pienso en la arquitectura de las catedrales (es una fija de lo medieval), en los espacios cotidianos y sobre todo en los espacios virtuales. En la música del gótico el desarrollo de las catedrales se da junto con el desarrollo de la polifonía.

Amsterdam es una ciudad muy bonita para pensar en términos de arquitectura. Todo está sumamente controlado, cuidadosamente superpuesto, siglo sobre siglo sobre siglo… como una caja de cosas locas que de tan meticulosamente ordenada parece coherente.
Buenos Aires es una ciudad maravillosa repleta de espacios nuevos, no inventados. Siempre está todo armándose y deshaciéndose a la vez, en el mismo movimiento. Vivimos en el medio del quilombo. Parece loco, pero en un punto, es mucho más sensato.
Yo quiero construir una obra sobre un espacio como Buenos Aires, en constante cambio y en constante definición. Algo también un poco feo, medio chueco. Algo inacabado y autodestructivo.
Desde que dejé pensar en estas dos ciudades como lugares concretos y más en términos de una obra, me tranquilicé bastante.

Ya es hora de agarrar el lápiz.

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Gespleten piano o el piano escindido

[gtranslate]Gespleten piano” es un poema escénico de 30 minutos. Incluye tres veladores, dos escobas (elemento arbitrario) y dos reproductores de casete; también hay un espejo colgado en el techo que refleja el teclado. El espejo fue lo más complejo de montar, ya que es muy difícil plantear, desde la audiencia, un punto de vista único con un espejo pequeño en un teatro con una boca ancha.

Toda la escenografía, a excepción del piano, entra en una valija.

La obra abre muchas preguntas: ¿qué significa un espejo reflejando los movimientos del pianista en relación con la construcción de la música (pregunta que dispara fantasías flamenco-renacentistas)?, ¿por qué la duplicación de los materiales sonoros (sobregrabación, ecos, repeticiones) desde el punto de vista de orquestación, ¿cuál es la articulación del sonido con lo visual desde la composición musical?

Encontré muchas otras respuestas en esta obra a preguntas que no tenía. 

 

Nota a posteriori (8/1/21)

Esta es la obra que escribí que más me gusta. La tocaron ya cinco pianistas diferentes con resultados diversos, algunos simplemente geniales. Es una obra que ha disparado otro conglomerado de obras, como por ejemplo el ciclo Spiegeltjes (Espejitos). La escoba la saqué de la obra, pero formo parte de “The dearest dream”. Las duplicaciones de casetes las usé extensivamente en “La máquina del tiempo”.
El problema del espejo en escena lo resolví de manera simple. Coloqué el espejo pegado a la parte izquierda del teclado, lo que prolonga el teclado y refleja las manos del pianista. Además es visible desde muchos ángulos.

No me interesa hacer una arqueología personal de mis trabajos y rastrear que influyó a qué, cómo y cuando. Lo que sí es interesante, es mirar para atrás y rescatar esos momentos de imaginación inesperados, impredecibles y arbitrarios que son el germen de lo que va construyendo lo medular en la música de uno.

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Geografías incompletas

[gtranslate]Gabriel Cerini escribió una pieza titulada Moratalaz y Vicálvaro. La obra consiste en cuatro trayectorias (o movimientos) que son reproducciones de recorridos reales que caminó Gabriel en Madrid. Estos recorridos están dibujados en un mapa-partitura a ser caminados en un espacio real (terraza, escenario, etc.).

Un caminante recorre los itinerarios en semi-penumbras, deteniéndose y alumbrando los puntos claves de las trayectorias del mapa con una linterna, única iluminación de la obra. En la performance, los mapas se van dibujando en la oscuridad. Salen de la nada gracias a la luz y vuelven a desaparecer también a la velocidad de la luz, o mejor dicho, a la velocidad de la linterna. Estos mapas son presente puro, ya que las trayectorias, engullidas por lo negro, desaparecen del espacio visual inmediatamente. Fui la intérprete de esta obra por eso no tengo la perspectiva del afuera de la pieza, pero fue una experiencia lindísima hacerla.

Otro trabajo que vi en estos días, es la muestra “Unrealized objects” del artista alemán Gunnar Friel a quién conocí en la residencia de la fundación ACA, en Mallorca, organizadores de nuestro concierto con Cerini, el Festival de Música contemporánea de Palma de Mallorca.

“Unrealized objects” reúne varios trabajos de Gunnar en distintos formatos. Uno de ellos es un video basado en un videojuego, donde el participante en lugar de seguir las reglas del juego, se escapa hacia el afuera del juego, el afuera entendido siempre dentro de la pantalla. El videojuego original es bélico, tridimensional. Tiene sonidos de ametralladoras. El avatar camina con sus botas de guerra, pisando pesadamente la hojarasca y alejándose, paso a paso, del perímetro del juego.

 

A medida que se aleja de la acción el paisaje digital se vuelve cada vez más surrealista: paisajes cortados, árboles que comienzan a flotar en un horizonte de unos y ceros, vacas muertas tridimensionales, que vistas desde atrás, son maquetas planas. Se ven escenografías olvidadas, agujeros, fisuras en la tierra… La hiper lógica del programa se toma una pausa y por los descansos del juego se cuela un sentido a medio construir.

“El ser humano tiende a darle sentido a la experiencia mediante la continuidad; lo que sucede se explica por lo que sucedió antes.” dice César Aira en Cómo me hice monja

Recuerdo de chica que cuando iba a San Clemente del Tuyú en carpa con mi familia, jugaba fichitas en los videojuegos. Mi juego preferido una carrera de coches que jugaba a mi manera. Lo que más me gustaba era irme a pasear con el autito por fuera de la ruta. Las opciones de paisaje de los juegos de aquella época no eran muy variadas: prados con florcitas dibujadas y, con mucha suerte, un tronquito tirado. En esa época había que pagar el tiempo en pantalla con una ficha, y jugando fuera de la ruta no se acumulaban puntos, por lo que se perdía rapidísimo. Mi desafío era ver cuan rápido se podía permanecer en los suburbios informáticos antes de volver, dolorosamente, a poner otra ficha.

 

El borde de las cosas también dibuja el afuera. En los mapas antiguos, ese borde era un elefante sosteniendo la tierra, o una catarata de agua que finalizaba con el mundo y arrojaba al barquito del viajero aventurero a los confines de la tierra o al mismo espacio exterior.
En los videojuegos, el mapa de afuera, despliega una fantasía a medio hacer cuando nos alejamos de los puntos a acumular. En la obra de Gabriel, el afuera es la oscuridad infinita, recortada fugazmente con el haz de la breve linterna.
El mapa es un pedazo de algo delimitado, estampado, fijo, partiturizado, apresado. Que, por lógica, delimita a la vez todo lo que queda fuera. En estos territorios tan conocidos nos encontramos con Abel Paúl.

 

Ahora, recién llegada a Buenos Aires para una estadía de dos meses, voy a ver cómo me va, en este reverso de mapa de un mundo conocidísimo.

 

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Cette invisible musique

[gtranslate]Michel Arcens le dedicó un capítulo a mi proyecto Música invisible en su libro John Coltrane, La musique sans raison. Elegí el título Música invisible en el año 2002 para una serie de piezas para instrumentos solos que se enfocan en técnicas extendidas, con énfasis en la percepción más que en las técnicas en sí.

Desde el comienzo el título me pareció adecuado pero a la vez demasiado poético. Por otro lado, paradójicamente, esa fue la época en que mi música comenzó a ser manifiestamente más visual. Lo bonito del título (lo feo ya dijimos que es lo poético) es lo sinestésico, ya que sugiere la invisibilidad de algo que no es para ver, sino para oír.

Una cita muy bonita extraída del artículo de Michel Arcens:

“Nul n’a jamais vu la vie et ne la verra jamais (nadie jamás ha visto la vida y nunca la verá)”
Michel Henry

http://michelarcens.unblog.fr/2009/11/10/cette-invisible-musique/

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La música del mundo

[gtranslate]La música sale de los instrumentos musicales. Eso, todo el mundo lo sabe. Pero también hay música en los objetos que nos rodean, en las imágenes, en los mapas, en la luz, en los espejos.
La música no solamente es lo que se oye, sino que además es una manera particular de pensar el mundo… o de escucharlo…

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Gespleten piano (2010)

mini piano theater for piano, tapes, three lights and an optional mirror
comissioned by Festival Música contemporánea Palma de Mallorca

When I was a child my father had built a door in the yard of my apartment with the lid of an old washing machine. Once through it, the little door led to a parallel yard –which in fact was the same one. In appearance the yard was alike, but if one paid attention, the same things started behaving in a strange, a rather magical way. The drawing of the tiles had the power to hypnotize you, and the insects from the plants could read your mind. Not to mention the effect if my mother showed up with a snack… she terrified me because I thought she was a “double”. I only could stay for a few seconds in that parallel world and then, running and scared to death, went through the little door back to the “authentic yard” to have a snack with my real mum. While I was composing Gespleten piano, I remembered this story from my childhood because in this piece there are real objects and their duplicates. A mirror duplicates the visual space, the cassette players emulate the aural space. There are also extra-musical “twin” objects.  I like to think that in the game of the piece it is not clear which is the original and which is the copy.

Lately, I like to explain my music through anecdotes because they are as confusing as the program notes but they are more easy-going.


Cuando era chica mi papá había construido una puertita de chapa con la tapa de un viejo lavarropas, en el patio de mi departamento. Una vez atravesada, la mini puerta te conducía a un patio paralelo – que en realidad era el mismo. En apariencia era un patio igual, pero si uno prestaba atención las cosas se comportaban de una manera extraña, casi mágica. El dibujo de las baldosas, por ejemplo, te hipnotizaba y los bichitos de las plantas te leían la mente. Ni que decir si aparecía mi mamá con la leche… me aterrorizaba porque pensaba que era una doble. Solo me podía quedar unos instantes en ese mundo paralelo y luego, corriendo y muerta de miedo, a través de la puertita volvía al patio “de verdad” para tomar la leche con mi mamá real.
Mientras componía Gespleten piano recordé esta anécdota de mi infancia, ya que en mi obra hay dos realidades paralelas: los objetos reales y sus dobles. El espejo repite el espacio visual, los grabadores de cinta duplican el espacio auditivo. También hay objetos gemelos extra musicales Me gusta pensar que en el juego de la obra, no se sabe cuál es la copia y cuál es el original. Me gusta explicar mis obras con anécdotas, porque al igual que las notas de programa, son confusas. Pero son más llevaderas.

• Video (excerpts) by Nora Mulder

Gespleten piano is mentioned in the following article (English and Spanish version of the same article):
My house in a score. Low-tech paraphernalia in chamber music (English) – The ear reader (Dutch online modern music magazine) August 2014 – Link to article in PDF
Mi casa en una partitura. Parafernalia low-tech en música de cámara (Español) – Revista Espacio Sonoro nº 32. Camilo Irizo, editor. Enero 2014Link to article in PDF

Related works:

• Gestalt (2014)
• Esta tarde leo a Adorno/This afternoon I read Adorno (2013)
• Time machine (2011)
• El libro de los gestos / Book of gestures (2008)
• Split piano (2011)
• La arquitectura del aire / The architecture of air (2009)

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Los sonidos y las cosas

[gtranslate]Estoy pensando en una pieza para piano nueva. Es una obra /instalación donde el espacio escenográfico se vuelve musical. Un piano, un espejo, lámparas, una escoba conforman el instrumental de la obra que es a su vez el decorado.
Hay objetos reales y sus duplicados. El espejo duplica el espacio visual. Los grabadores de cinta hacen eco del espacio acústico. Hay algunos elementos en escena, un piano y una escoba, que se duplican con dobles en bambalinas (un segundo piano y una segunda escoba).
La relación en el discurso musical de todos estos objetos-los reales, las duplicaciones, los presentes, los invisibles en bambalinas-son complejas, ya que ellos pertenecen a distintos mundos. ¿Cuál es el punto de encuentro entre una escoba y un piano? ¿Cuál es el espacio posible donde estos elementos conviven en coherente armonía? La respuesta sería que ese espacio posible, ese espacio inventado, es la obra.
Es un planteo que toca diversos temas: la construcción artificial de un espacio híbrido, el tema del original y la copia. Lo visible y lo invisible asociado a las relaciones entre lo que se ve y se oye: ver y no escuchar, escuchar y ver lo mismo; escuchar y ver cosas diferentes, etc. Son muchas las posibilidades que se abren utilizando solo una luz y una tecla del piano. Tal vez muchos temas a analizar si se escribe una tesis, pero los suficientes para escribir una obra, si se conjugan bien. Es necesario que las obras respondan a varias preguntas a la vez, como un organismo vivo que da cuenta de distintos sistemas.

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Pan comido

[gtranslate]Inicialmente las obras siempre se me presentan como preguntas, como incógnitas. Siempre como urgencias. Es una energía en estado innombrable, una alegría a dar forma, una ansiedad, un retortijón. Después viene el trabajo y en el mejor de los casos vienen las explicaciones. Después vienen las estructuras, los contenidos. Pero el comienzo es siempre esa masa indeterminada e intensa.
Cuando la obra nace de las herramientas, de la certidumbre en lugar del boceto-mamarracho, las cosas no funcionan y no puedo escribir nada. Partiendo de la incertidumbre siempre vendrá después la lucha en el papel, el combate con los recursos disponibles, mentales y físicos, y los límites de lo que uno es (¡eso no tiene remedio!).
No puedo escribir una obra a partir de lo que sé, sino siempre a partir de lo que no sé, aunque lo que salga para fuera sea al final lo más obvio del mundo.

Estoy terminando mi pieza de órgano, arrimando el bochín, como decía un maestro mío que  intercalaba lunfardos en conversaciones de formato schoenberiano.
Y acá estamos: todavía no se de que se trata “La arquitectura del aire”. Pensaba en un comienzo que se trataba del aire y del espacio entre las cosas, porque los dos percusionistas y el organista forman un triangulo equidistante; porque el órgano tiene tubos y un motor y los dos percusionistas marimbas, vibráfonos (tubos) y también motores con sonido (motor de vibrafón, radios y un ventilador); porque los tres músicos se comunican con hilos a través de los metros de espacio que los separan; porque los hilos, que suenan muy bien, se van entrelazando en el discurso musical, atando unos a otros, mandándose señales, sonando… Es una pieza hecha de aire y de hilos. Me da terror que no se termine de anudar lo suficiente con dos ensayos, pero ese es otro tema…

Este sería el contenido explícito de mi obra, pero en realidad no estoy diciendo nada de la pieza, que seguramente se trata de otra cosa, que yo no sé y que tal vez para los otros es lo más claro del mundo. Como dice mi papá, es fácil ser psicólogo (hablar sobre los demás desde afuera).

Digitando la pieza con Johan Luijmes en un universo de half-stops, él me dice en un momento (se lo veía contento): Es una pieza muy frágil, muy sutil… y yo sonreía en holandés por fuera mientras por dentro mascullaba en criollo: ¡otra vez sopa!

En realidad creo que lo que es puro aire, es balbucear sobre los propósitos. Siempre pasa lo mismo cuando uno habla de música: no se puede. Los propósitos son buenos intentos pero no dan cuenta de lo que pasa.

… la hoja en blanco, la vida en blanco, la terra incognita, la terra ignota… y siempre así hasta el mismísimo final…

¿Hay que comerse el mismo pan otra y otra y otra y otra vez?

 

 

 

 

 

 

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